Wednesday, May 24, 2006

Semana Negra 2006

Este año me han invitado a la Semana Negra. Dicho así parece una cosa simple, una nota a pie de página, un comentario, una noticia breve, y no lo es, no en absoluto, al menos para mí, y requiere cierta explicación.
No es la primera vez que he ido por aquellas tierras del norte en las primeras fechas de julio, ni la segunda ni la tercera, y en todas las ocasiones lo he pasado estupendamente. Gijón es un sitio muy especial. Tiene mar y eso ya es un puntazo. Tiene sidra, y cabrales, y no hace calor, que también ayuda. Pero lo más importante es que lo habita una gente estupenda y que siempre han recibido a los forasteros con los brazos abiertos.
De aquellas jornadas el tiempo ha pelado muchas cosas, muchos detalles nítidos. Recuerdo que tras el shock del viaje y de conocer gente nueva (soy tímido, aunque lo disimulo bien), pasadas unas horas, se me quitó la cara de pasmo, ayudado por la estupenda acogida de los de allí, y comencé a disfrutar, a acumular una sensación, un estado de ánimo atlántico, húmedo, norteño pero también muy cálido. Supongo que de esas condensaciones del alma es de lo que se nutren los poetas: son como bolas, pequeñas perlas negras donde se amasa el poso que dejan los recuerdos concretos al evaporarse. Y a lo que más se parece esa esencia de las semanas negras vividas, es una sonrisa leve pero constante, un bienestar tranquilo y sazonado de brisa marina, un disfrute intelectual y físico desprovisto de prisas, pero no exento de humor socarrón, de chanza y a ratos de melancólica añoranza, tan celta, tan de nieblas y mares encrespados.
Como podréis comprender, me apetece mucho volver, y compartir esa sensación con los que acudan. Con un poco de colaboración de los hados, Nati puede que también venga. Sería, entonces, la ocasión perfecta.

1 comment:

Edu said...

Pues sí, lo de punto de lectura fue una cosa un poco extraña, la verdad. Creo que esa editorial se nutría de libros ya editados, y el nuestro fue uno original, aparecido directamente allí, y no sabían por dónde andarse.