Saturday, February 24, 2007

Cazar al cruciforme


Siempre he querido cazar al cruciforme, me deleitaba en mi papel de justiciero con un fin claro. ¿Los medios? nunca me han importado. Mis cuchillos siempre han estado afilados, mis pistolas engrasadas, sé torturar con maestría; soy un maestro en todos los secretos del terror y el horror.

Como ejemplo uno de mis muchos trucos: aprendí a aparecer aprovechando la luz del amanecer o del atardecer, para parecer más grande, más oscuro, la piel y las ropas teñidas de reflejos sanguinolentos, de modo que con mi sola presencia tengo la mitad del trabajo hecho.

Nunca he tenido reparos en utilizar a la gente, en sonsacarles un nombre, un recuerdo, una imagen, en regalarles una ráfaga de plomo o una cuchillada en el vientre cuando he terminado con ellos. He de confesar que he disfrutado de una alegría sencilla e infantil en esos momentos de mutilación y horror ajeno, mucho más cuando no terminaba con mis informadores, con aquellos que estaban tejiendo la senda que me llevaba a mi presa, y los dejaba alejarse de mi, arrastrándose con menos miembros de los que tenían antes de que les dedicase mis atenciones, dueños de una felicidad última que, ingratos, no percibían.

A pesar de eso, el cruciforme siempre iba por delante, seguía un rastro costroso y viejo, de vísceras agusanadas y sangre enfangada. Empecé a escuchar leyendas que decían que el cruciforme era una criatura oscura, vestida de harapos; que escondía filos en su mirada, en su sonrisa, en cada uno de su gestos; qué solía aparecer en los amaneceres o atardeceres y que, a veces, dejaba vivas a sus víctimas para que sufrieran su horror mucho más tiempo. Muchos me temían casi tanto como al cruciforme, el trabajo se hizo arduo, complejo, tuve que añadir las artes del disfraz a mi repertorio.

Hoy me he mirado en el espejo, he abierto los brazos y he mirado largo rato. Luego he sonreido, creo que ya sé dónde se esconde el cruciforme. Quizá este noche baje a buscarlo al sótano: he encendido los focos, tengo preparados mis cuchillos afilados, limpios; mis queridos artefactos dañinos bruñidos, extendidos sobre trapos blanquisimos, al lado de la mesa dónde trabajaré para buscarlo y extraerlo, para llevar a esa criatura esquiva a la luz y que pague por sus muchos crímenes.

Finalizado mi trabajo, creo que podré morir con la satisfacción del deber cumplido.

(Dedicado a Santi Eximeno. Gracias por prestarme al cruciforme unos párrafos)

Thursday, February 22, 2007

Un hallazgo triste

Saturado de una angustia roja e intensa, apenas fue consciente de ahogarse, tan solo boqueaba intentando alcanzar el aire que dejaba atrás, en la superficie del agua.

Solo entonces descubrió el secreto de la felicidad: se abrió delante mismo de su mente hipóxica como una flor de diamante, sólida y completa, atemporal.

En el archivo definitivo, almacenado en los remotos confines del tiempo, figura que durante los dos segundos que tardaron sus pulmones en vaciarse de aire, y los treinta en que la sangre envenenada de monóxido de carbono intoxicó irremediablemente su cerebro, fue el ser más feliz de toda la historia del universo.

Su secreto se fue con él al fondo del mar.

Sunday, February 18, 2007

La fragilidad

La monotonía, el continuo suceder de un día tras otro sin grandes cambios, induce a pensar que la vida es eso, una evolución lenta pero segura. Igual pensaban los geólogos, los evolucionistas, miles de años han de pasar para que se horade un cañón, para que el anfibio se convierta en pulmonado, para que la aleta se haga pata.

O mejor dicho: pensaban.

No deja de ser cierto lo de la evolución lenta pero segura de las placas continentales, pero en un momento dado, las tensiones acumuladas se resuelven en cortos e intensos periodos de cambios cataclísmicos. No hablemos ya de la llegada de un meteorito, de la sobreproducción de CO2 por expulsión volcánica, que se rompa el equilibrio metaestable que disueve ingentes cantidades de dicho gas en el yeso hidratado del fondo oceánico. Todos esos fenómenos se resuelven en matanzas intensas y concentradas, catástrofes, rotura de diques que mantienene aislados mares interiores, inviernos nucleares. Nada más alejado del cambio continuo y seguro.

Igual sucede con la evolución biológica: la especiación puede, al parecer, funcionar en cortos periódos de tiempo, bajo las adecuadas presiones y circunstancias, menores incluso a un siglo. Sino que se los digan a los peces del lago tanganika, en áfrica (si a estas alturas queda alguno, claro), lugar dónde la especiación y la competición por los recursos ha producido una profusión de especies brutal y rapidísima. Sirva como ejemplo, en dicho lago hay un pez especializado en arrancar y alimentarse de las escamas de otros peces. Bueno, en realidad hay dos especies que hacen eso, una de ellas perfectamente adaptada en la curvatura de su cuerpo en arrancar escamas del lado derecho de los peces, y otra similarmente adaptada a hacerlo del lado izquierdo.

Todo esto viene a cuento de variados sucesos que, cual avalancha cataclísmica, estan afectando a mi vida a la de quienes me rodean. Concentrado en un periodo de tiempo para nada geológico, se suceden los cambios, las bruscas evoluciones, los desastres y tambien los parabienes.

En el fondo camuflamos la verdad, cerramos los ojos para poder dormir por la noche, intentamos que el azar se quede fuera, inventamos farolas, estadísticas, procedimientos, cerraduras, medicinas, techos, sermones. Pero sabemos que todo es frágil, muy frágil. Una vena obturada, un traspiés burocrático, un pequeño vuelco de coeficientes macroeconómicos y tu vida cambia, es otra, a veces para mejor, a veces para peor.

Condenadados estamos a vivir tiempos interesantes, más que nada por que no existen los tiempos aburridos más que para los que se niegan a ver la realidad. No me extraña que el nirvana budista pase por aceptar todo tal cual llega, sin valorarlo, sin discutirlo, como se acepta que la tierra gira, que las estaciones se suceden, que respiramos aire, que hoy tienes, mañana no; que hoy lloras, mañana ríes; que hoy vives, que mañana (o pasado, con suerte), seguro, mueres.