Sunday, March 25, 2007

300


La película de la que casi todo el mundo habla es 300, un montón de Espartanos con extraños bultos en el abdomen y pecho ( les juro que en mi vida he visto bajo mi camiseta algo así. Cosas de los efectos especiales, supongo). Podría intentar hacer, con mayor o menor fortuna, una valoración cinematográfica, estética, literaria, histórica de la película, pero, francamente, no me apetece. Cientos de blogs ya la han comentando con más sagacidad que yo mismo.

No, yo solo quiero hablar de algunos aspectos metacinematográficos que me han tocado la fibra sensible, esa que en mi caso aún no llega a ser maroma pero que, cosas de la edad, va creciendo en tamaño.

El primero de ellos es el de la supuesta historicidad o no de lo narrado. Esta mañana, escuché en la radio la desafortunada crítica de un periodista que rellenaba sus dos minutos de púlpito, hablando de lo poco ajustado a la realidad histórica que le había parecido la película. Después, el comentario discurría, cuesta abajo y sin frenos, por los trillados despeñaderos por dónde suelen arrojarse las películas americanas de Hollywood. Cien motivos mejores para fundamentar una crítica a esa película y las grandes superproducciones, mejores que decir que se ajustan poco a la historia. A ese señor, y a los que hacen críticas similares, habría que decirles que en 300 no se reacrea un hecho histórico sino mítico. Es la misma diferencia que puede haber entre la realidad del rey Arturo, seguramente un caudillo vestido con pieles y luchando con espadas robadas a los romanos, y las rutilantes visiones de su reino y sus caballeros que habitan el mito. Qué quieren que les diga, para una película espectáculo viste más el mito.

Y la cosa no seria tan grave si no fuera por que en esa inveterada costumbre de pedirle peras a los olmos deriva de una muy hispana intransigencia cultural. El mito emparenta con lo fantástico, lo mágico, lo subconsciente, lo maravilloso, y ese es territorio vedado, por prejuicio y norma no escrita, del auténtico, subvencionado, concepto "correcto" de lo que es el arte.

Estoy un poco harto de ese sentimiento de inferioridad, de agresión, de verguenza que sienten algunos intelectuales ante conceptos como diversión, inutilidad, ocio, fantasía.

El segundo comentario sigue por esa línea: al contrario que el ejército de intelectuales de uniforme que en este pais se encastilla por doquier en cualquier púlpito digno de llamarse asi, yo sí creo que las conexiones "blandas" entre realidad, política, ética, crítica y el género fantástico, épico, deformado, subliminal, onírico funcionan y muy bien.

300, la película, y el cómic comunican un par de ideas que, puestas a las claras, no dejan de mosquearme un tanto, y eso que fuí prevenido al cine. A saber: la película es una defensa cerrada del honor militar, cosa que en sí mismas no me parecen mal, de hecho me hubiera encantado que los ejércitos de la historia hubieran abundado mucho más en las virtudes que se supone que los animaban. Lo que no me hace ya tanta gracia es que esas virtudes se ensalzan por el simple hecho de negar cualquier otra posible virtud en otros estratos de la sociedad: los políticos, corruptos; los sacerdotes, corruptos; los militares enemigos, esclavistas, esclavos de moral relajada, y me callo por no reventarles la película. Aquí los únicos que salvan el patio son los militares... ¡ay!

Y todo eso no tendría mucha importancia (ejemplos hay mil de ese tipo de forma de pensar, sobre todo en series americanas de televisión) si no fuera por que últimamente me ha dado por pensar que el clima se esta enrareciendo, que parece que nos estamos cansando todos de todo. Los ricos ya no saben en que gastar el dinero que han robado a los pobres, los pobres estan más que hartos de ser robados, muchos políticos se han hartado de mantener la ficción de que vivimos en una democracia, han tirado el velo que mantenia oculto a los poderes oligárquicos de la gran enconomía y se han lanzado a la piscina de los muchimillones para pillar tajada. Los partidos que pierden las elecciones, cierran los ojos, cogen una rabieta digna de que venga supernany y no lo aceptan; y los que ganan, a pesar de tener el apoyo de la gente, caen en la trampa y se olvidan de gobernar por atender los berrinches.

Y es que una vez que uno se harta de estar harto (como diría Serrat), ¿qué queda? quizá esa indiferencia suicida, ese fatalismo que abraza una causa (la que sea con tal de que este clara) y se lanza al martirio y la muerte por defenderla y sentirse un poco vivo y orientado mientras llega la muerte.

Y da miedo, oigan, mucho miedo, que Europa y el mundo ya han conocido las consecuencias de una explosión de fatalismo de ese tipo.

Tuesday, March 06, 2007

HÉROES, episodio 18


En una entrada anterior comencé a hablar de HÉROES, la serie del ScfiChannel, cuando tan solo había visto un par de episodios. Acabo de terminar de ver el que hace el número 18, y solo puedo decir que las espectativas se han cumplido y ampliado en casi todos los sentidos, con tan solo alguna pequeña decepción en lontananza. Puede que HÉROES sea una de las mejores series fantásticas ( o de Sci fi, o de SF, o de CF, da igual...) de las que estamos disfrutando en esta edad dorada de producciones de calidad que invade nuestros televisores (otro día hablamos del modo de invasión, por Satélite, cable o via p2p, que tambien tiene su miga).

Abundando en lo que citaba ya en la primera entrada, HÉROES es un serial, una larga historia con arco argumental siempre por resolver y aderezado de subtramas, el modelo del folletín clásico actualizado a una versión audiovisual telivisiva llena de recursos. Como el mismo nombre anticipa, en HÉROES los protagonistas son seres humanos excepcionales. Esta vez la excusa para el regreso a los atormentados hijos de dioses y húmanos, es una evolución, un cambio cromosómico y los poderes que este cambio trae para los seres humanos que lo padece.

La excusa es lo de menos, estamos hablando de superhéroes, los de toda la vida, pero, y esto es lo importante, lo bueno, tratados como si de verdad fueran seres humanos como usted y como yo.

No es el primer enfoque de ese tipo, de hecho la fórmula en comic se esta quedando algo vieja. Vease la producción de Gaiman, de Alan Moore, de Grant Morrison para darse cuenta de qué bien funciona aplicar el detallismo naturalista a una producción fantástica.

En cine la cosa es más reciente, no se puede dejar de mencionar a "El Protegido" una película que si el espectador ha tenido suerte y nadie le ha avisado, se sumerge virgen de prejuicios para contemplar el desarrollo de una historia con tintes y estética feista, de cine negro, de cinema verité casi, que desarrolla la idea de un hombre mediocre, con problemas de relación y de trabajo, que descubre que es excepcional, que su destino no es el de la mediocridad que a todos nos acosa. Quiera o no, ha sido revistido de poderes divinos y enfrentado a enemigos igual de poderosos.

Esta claro que con estos antecedentes, no cabía ya una serie de superhérores televisiva "blandita", "para todos los públicos", con héroes muy buenos y muy tontos, graciosillos a lo sumo. Había sitio para intentar desarrollar una historia dramática que diese rienda suelta a todo el potencial que el tema tiene. Y eso es lo curioso, si se olvidan los prejuicios, los dictámenes tontos de hacer cosas moralmente "blandas", "masticables", con que la producción para la televisión nos ha venido castigando durante muchas decadas, el potencial es tremendo. El mismo, de hecho, que tienen las sagas nórdicas, las historias de la mitología griega, la odisea, un despegue de la imaginación que ninguna historia realista, a mi modo de ver, puede lograr.

HÉROES coge el testigo, retoma la temática y le aplica la simple táctica de la credibilidad psicológica: no importa que lo que cuentes sea claramente imposible, eso incluso será un reclamo. Lo que jamás será perdonado es un personaje inconsecuente. Hecho el milagro: los viejos hombres en pijama que, abandonada a regañadientes la adolescencia ya no nos tragabamos, vuelven reforzados. De nuevo creíbles, aquellos atormentados héroes (maldecidos con poderes divinos contenidos en armazones humanos) son otra vez como nosotros (en sus problemas y su psicología. La parte de los superpoderes, por desgracia, no).

Ahora mismo, la serie está aumentando la apuesta, manteniendo la intriga del arco argumental principal y jugando con los personajes y sus arcos y subtramas. Es un juego peligroso, las apuestas no se pueden aumentar indefinidamente, en algun punto hay que dar un desahogo, información para que el espectador vaya construyendo el transfondo. Ha habido ya episodios así, falta ver si el final de la temporada (que suelen tener 22 episodios, faltan tan solo 4) logra rizar el rizo y no cerrrarlo todo (para que haya sitio para la próxima temporada) y lograr el adecuado clímax a tanto aumento de la intriga.