Thursday, June 19, 2008

Sympathy for Mr Vengeance

Siguiendo con la serie informal sobre la venganza creada por el coreano Park Chan-wook. Cronológicamente, esta es la primera de la serie. Estrenada en 2002, la siguieron Oldboy, y Sympathy for Ms Vengeance, pero la comento ahora por que este es el orden en el que las estoy viendo ya que en el fondo da un poco igual, cada película es independiente de las otras y el nexo de unión es únicamente el tema de fondo, la venganza.

Y de eso trata la película, de la venganza, pero no solo de eso, no hay un Charles Bronson de ojos rasgados haciendo de justiciero implacable, no, nada es tan sencillo, Es esta una película tan compleja como quizá lo es el propio mundo; tan despiadada, cruel e implacable como un destino adverso, como la sociedad neocapitalista que sufren los protagonistas. En eso comparte interés con las mejores obras de serie negra, negra, negrísima. Nihilista, pesimista, desesperanzada.

El protagonista es un sordomudo con el pelo tintado en verde, un poco corto de entendederas, nada parecido a esos disminuidos sobresalientes en otras virtudes tal y como nos los suele ofrecer Hollywood, como si una minusvalía hubiera de compensarse de algún modo para crear un ser humano válido. Lo acompañan en la historia su novia y su hermana, enferma del riñón y necesitada de un transplante. Tiene ahorrado el dinero para el transplante, pero no disponen del donante, por lo que decide acudir al mercado negro de órganos. 

Y ahí comienza una cadena de errores, despropósitos, de cosas que podrían haber salido bien, si ésta fuera otra película. Pero no, los protagonistas están marcados, condenados por una sociedad brutal que solo los usa como máquinas productivas. Este es el otro gran tema de la película, quizá el principal, la despiadada economía de mercado que destruye a los individuos, aún a los que tienen éxito en ella. 

La historia esta construida con pausa, con una mesura atenta a los detalles, preciosista, con una fotografía inferior a la de Oldboy, pero aún así notable, y con unos personajes que se desenvuelven por la pantalla desnudos de artificio. 

El sonido, sentido del que carece el protagonista, sirve para articular muchas de las escenas. No hay casi música incidental, el patetismo y horror de muchas de las escenas se nutren exclusivamente de lo visual, de unos encuadres magníficos y una cámara que, por fin, carece de inestabilidad y de nerviosismo de videoclip y muestra la maestría en la composición de las escenas con una calma y serenidad que ayuda al impacto de la historia, que podríamos decir "clásica", pero prefiero calificar como "eficaz".

Y qué historia, señores. No se la voy a reventar, pero como en Oldboy, ninguna de las tres patas de esta magnífica película cojea, guión, dirección y actores todos magníficos. 

En fin, que estoy encantado y me acabo de reencontrar con un cine que creía ya no existía, aquel que cuenta cosas, incluyo crítica social, de un modo atrayente, hipnótico, con un pulso narrativo colosal. 

Vamos, que me declaro fan de Park Chan-wook, aunque no sepa ni pronunciar su nombre. 

Sunday, June 15, 2008

Sobre hipocresía y publicidad



Define la Real Academia la hipocresía como: Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. 

El terreno natural de la política de hoy en día es el de los medios de comunicación, la opinión de la gente sobre los políticos y su gestión lo es todo, algo que no tiene por qué ser mala cosa. Lo es cuando esa opinión está manipulada, tergiversada, letalmente emponzoñada, la verdad secuestrada, amordazada y torturada para que camufle su aspecto de un modo más conveniente. Siempre ha habido maestros en la manipulación, Goebbles fue uno, pero sus métodos aunque inteligentes y muy convenientes, han quedado anticuados. Hoy tenemos una cosa maravillosa que se une al uso de los medios de comunicación masivos que inaurguró Goebbles en el siglo XX, prensa, radio, ahora televisión, se trata de las asombrosas técnicas de la publicidad. 

¿A qué viene tanto rollo? Muy sencillo a un anuncio de la DGT hecho para acojonar motoristas, y más aún, familias de motoristas. Elijo este ejemplo por qué la Dirección General De Tráfico, y más últimamente con su director Pere Navarro, se ha convertido en el paladín del uso eficaz de la falacia, la imagen deformada, la desinformación interesada. Si hacemos caso a su publicidad, a su campaña de demonización, a su mano dura represiva, los conductores somos los culpables de todos y cada uno de los accidentes que se dan en las carreteras. 

En algunas otras campañas, los actores víctimas fingidas, lloraban por su tremendo error, por ir deprisa (única causa de todos los males del mundo, al parecer), ahora, en vista de lo estúpido, lacrimógeno, incluso ridículo de tales anuncios, ahora el hombre en la silla de ruedas se levanta y te dice que es un actor, que podría pasar, pero que no ha pasado aún. 

En fin, dejaremos para otra ocasión lo burdo de la manipulación. Las causas de los muertos en carreteras son muchas y complejas, y ante lo difícil de deslindar causas y posteriormente estudiar científicamente soluciones como hacen en otros países, se ha preferido siempre y se sigue haciendo así, culpabilizar al conductor, crear una falsa imagen de loco suicida (qué no digo que no  los haya, pero no son en absoluto significativos) y así asustar madres y novias, aludir a la justa e irracional ira, subir penas, aumentar multas y pasar de puntillas sobre estúpidos exámenes de conducir, nula formación vial, absurdas señalizaciones en las carreteras, puntos negros, lentitud de los servicios de emergencia y elementos viales en las carreteras claramente asesinos como los guardarrailes. 

Ahí vamos entonces a la hipocresía. Dudo que los gerifaltes del gobierno, y el director de la DGT a la cabeza, no sepan estas cosas, por tanto lo suyo, incluyendo esas campañas de soltar palomas por los muertos en la carretera, no sean la más pura de las hipocresías. 

Gracias a internet puedo ofrecerles una imagen que no es fruto de un grupo de creativos hiperpagados, ni de las mentes defectuosas y fraudulentas de algunos hipocritas apoltronados, sino un puro testimonio, una pequeña voz de respuestas ante tanto dislate continuado. Claro que, volviéndose un poco conspiranoico, quizá esa sea realmente su función. Mientras Pere Navarro se convierte en motivo de controversia, se desvía la atención de otras cosas más importantes, ciertos males endémicos que todo el mundo ignora o prefieren ignorar, dada la tremenda dificultad de solucionarlos. Pero eso será motivo de otro post. 

No va a tener tanta repercusión como el primer video, pero a mi, este, si me parece sincero y conmovedor. 



Friday, June 06, 2008

Oldboy


Pasando un poco de tanta economía, solacemos un poco el espíritu con una obra de arte. Y de tal se trata: Oldboy, la película del coreano Park Chan-wook; con Choi Min-sik, Woo Ji-tae y Gang Hye-jung como actores principales. Lo sé, es casi imposible acordarse de los nombres, pero, recuerden, con el tiempo será necesario. Corea, ese país lejano y lleno de gentes con los ojos rasgados, serios, comprometidos en una economía de mercado brutal, van a dar que hablar en la historia —algunos dirían histeria— del cine, sino lo están dando ya.

Oldboy es una película de una factura impecable, una fotografía de escándalo, unos encuadres y puestas en escena magníficos y unos actores que se salen. Bastaba eso para realizar una película brillantes... pues no, también es necesario un magnífico guión, y Oldboy lo tiene, baasado en un cómic japonés guionizado por Garon Tsuchiya, y dibujado por Nobuaki Minegishi. 

Supongo que no estoy descubriendo América — Corea en este caso—, que ya hay por ahí mucha gente reivindicando el cine de aquel país lejano que tiene más de 400 escuelas de cine y dónde los estrenos de Hollywood tienen que programarse cuidadosamente para que no coincidan con el de alguna película del país para evitar perder espectadores.

En Corea, como en todos lados, se cumplirá la famosa ley de Sturgeon, el 90 % de todo es mierda, de momento, he debido escoger bien, por que entre Park Chan-wook y su colega y vecino, Kim Ki-Duk —sin olvidar a Bong Joon-ho, del que solo he visto la magnífica memories of murder— me han llenado los ojos de oro.

Centrándonos en Old-boy, no cuesta mucho definirla como cine negro, una película de intriga criminal, el fascinante motor de la trama es el de un hombre al que alguien encierra en una prisión quince años, sin ninguna explicación, sin saber si al día siguiente lo liberaran o acabaran con él. Al cabo de esos años, lo liberan. La historia se convierte en un carnaval de venganza, la amarga y dura venganza que es el único sustento de las almas rotas. El protagonista se mueve por el metraje arrastrando su amargura, desquiciado, pero no más que los oponentes con los que se encuentra, no más que sus siniestros y ocultos enemigos. Y hasta aquí puedo leer. Veánla, amigos, veánla y disfruten.

No puedo terminar esta pequeña reseña, sin hablar de la que podría ser la mejor escena de lucha que he visto en el cine, y, creánme, he visto muchas. Un travelling en colores verdosos, un pasillo interminable, cientos de enemigos, un solo héroe que pelea bravamente y, atención, una épica que deriva del naturalismo extremo; una sobrada típica del héroe machote, hecha por un héroe que no es un superman y no pega saltos de seis metros, ni sabe kung-fu, solo pelea por sobrevivir armado de un martillo bricolajero con usos un tanto... sangrientos.

Ah, se me olvidaba... si la ven y les sabe a poco, la película forma parte de una trilogía informal, llamada de la venganza, junto con Sympathy for Mr. Vengeance y Symplathy for Mrs Vengeance.