Wednesday, July 30, 2008

WANTED


Reseña breve: Wanted, película de fantasía-acción-tiros más que satisfactoria. Producto del director ruso Timur Bekmambetov, responsable de las fascinantes Nochnoy dozor, (2004) y Dnevnoy dozor, traducidas como Guardianes de la noche uno y dos, que pasaron sin pena ni gloria por las pantallas de España cuando fueron las propuestas de cine fantástico más fascinantes e innovadoras en años de monotonía creativa.

La película, que incluye superestrellas en la pantalla (Angelina Jolie y Morgan Freeman. Nota curiosa: aunque la película ha sido rodada en USA la productora sigue siendo rusa, Bazelevs Production.), podría haber sido la típica película que apisonase en los engranajes de la producción hollywoodiense la creatividad y originalidad de un extranjero con talento. Hollywood lleva importando figuras de la dirección desde casi sus inicios, Hitchock, Otto Preminger, Fritz Lang y un largo etcétera. En algunos casos la adaptación fue buena, en otros, una desgracia, como la del taiwanés John Woo, que perdió toda la frescura y el interés en el cambio.

Bueno, dejando a un lado las complejidas de la globalización, la película en sí misma es un acierto en un género de tiros y asesinos profesionales, un tanto aburrido estos últimos años, por decirlo suavemente.

La película tiene una trama sólida, no una excusa. El guión es una criatura sana, bien nacida, coherente y sólida. Genial la construcción del submundo que late bajo el mundo real.

Angelina está correcta, no brilla pero no defrauda, Freeman bien, tampoco defrauda, el protagonista James McAvoy, muy bien, quizá por qué tiene un mejor papel.

Los efectos especiales sorprenden sobre todo por que se aplican a innovaciones de ambientación y trama, se usan como auténticos recursos narrativos que suman y no solo complementan.

La dirección muy por encima de la media en producciones fantásticas; valiente, innovadora, con ideas, ágil, visualmente impactante.

El resultado es el de una película que no defrauda, entretiene y divierte. Merece la pena verla, más en pantalla grande. Un soplo de frescura en un género un tanto asfixiado.

Monday, July 28, 2008

Libros electrónicos


Hace escasamente una semana me han regalado, por mi cumpleaños, un lector de libros electrónicos Sony PRS-505. Elegir ese regalo ha sido un acto con mucho de experimento. Había visto el lector antes, lo había manejado pero de un modo poco exhaustivo. Leí un par de artículos sobre él en internet dónde lo elogiaban bastante, sobre todo en comparación con la versión anterior, el modelo 500. Al final decidí tirarme a la piscina, comprarlo y ver si de verdad era un lector de libros cómodo y útil, la avanzadilla del fin de los libros tal y como los conocemos.
Primer problema: los señores de Sony, incompresiblemente, no venden el Sony eReader en el viejo continente. Bueno, no pasa nada, encontré una buena oferta en eBay y lo encargué. Me llegó en muy poco plazo. Sorprendentes las ventas electrónicas, ya casi aventajan en comodidad a la compra tradicional.
Bueno, a partir de ahí ha sido un amor a primera vista. El cacharro tiene un aspecto cuidado, sólido (carcasa metálica con una contratapa en imitación cuero que lo protege cuando está guardado en la bolsa).

Tras el correspondiente y frustante periodo de carga, al encenderlo suceden cosas raras, las diminutas bolitas bicolores que giran electrostáticamente y componen la imágen tardan en reaccionar y el refresco es lento, del orden de un par de segundos. Da igual, una vez generada la imagen no se consume energía, así se queda.

Procedo a acceder a los menús de la máquina. Las letras de los archivos de prueba que trae el equipo se leen sorprendentemete bien. Lo más curioso es que a más luz, mejor se lee, justo al contrario que las pantallas LCD que son retroiluimidas. La resolución de la tinta electrónica ha subido. Sin ser ninguna maravilla, 170 puntos por pulgada, es bastante buena. Las pantalla de los portátiles más pequeños, de 1024x768 puntos y 12 pugadas, tiene una resolución de 100 dpi. Queda aún lejos las resolucinoes offset y de impresora láser, de 600 dpi o incluso 1200 en algunos casos.

Junto con el lector se incluía un CD con software. Al intentar instalarlos encuentro otro problema: solo hay versión para Windows, nada para OSX. Como soy un switcher (un desertor de windows) reciente aún conservo mi viejo PC con el sistema operativo de Bill Puertas, pero ni siquiera hace falta, conectado el dispositivo funciona como una memoria usb cualquiera y se pueden meter y sacar los libros electrónicos como se quiera. Leo en el manual que acepta ficheros rtf, txt, pdf y lrf, a parte de BBbook que es un formato con derechos DRM. Por si fuera poco, también acepta tarjetas SD y Memory Sticks.

Y ahora comienza lo bueno. Me voy a internet a buscar algun ficherillo para alimentar la máquina y, zas, tras dos o tres opciones de google, tengo en el disco duro cosa así como 40 libros en formato pdf, html y algunos en lrf de Sony. Vaya, me digo, parece que esto de los libros electrónicos está empezando a pegar. No me quiero dejar llevar por el entusiasmo, que haya foros, descargas organizadas y demás no quiere decir mucho respecto a lo extendido del fenómeno de los libros digitales y sus lectores. Internet es así.

Bueno, a probar el lector. Problema: lee mal los pdf, o demasiado bien, depende de como se mire. Produce una imagen de la página perfecta en su formato pero con la letra demasiado pequeña. Para poder leerlos en condiciones hay que someter los ficheros a un proceso de conversión a lrf. Las guías, foros y demás información que encuentro en google me guían perfectamente, hay programas desarrollados para la conversión, trucos, experiencias de todo tipo; en fin, que el camino parece que esta trillado, o por lo menos algo aplanado.

Es entonces cuando se produce la primera experiencia de lectura electrónica: mientras escribo, de Stephen King, un libro no muy largo, sobre sus vivencias con la escritura, consejos y anecdotas, perfecto para probar el eReader.

Veredicto: se leen igual o mejor que en papel, nada de ojos cansados, dificultad en seguir las líneas, etc. La única pega, debido a que el contraste es menos que perfecto, necesitan algo más de luz que un libro normal. Es un poco como leer un libro impreso en papel reciclado, de fondo algo grisáceo pero perfectamente legible.

A partir de ese primer libro, he seguido buscando en internet, he descubierto un par de foros y blogs muy interesantes Vagos.es, Todoebooks y prs505castellano. Allí hay otros usuarios relantado sus experiencia con el eReader y otros lectores electrónicos y poniéndo a la disposición de los visitantes muchos libros electrónicos en una labor altruista digna de encomio.
Dándole a la descarga de forma compulsiva, he llenado unos cuantos dvd's con libros electrónicos, entre los que abundan los muy antiguos, inencontrables, clásicos y de vez en cuando novedades apetecibles. Algunos de ellos se encuentran en el formato del eReader; otros muchos en pdf, lo cual los convierte en dificiles de leer, necesitados de un proceso de adaptación que complica un poco su lectura.

El día 24, para mi sorpresa y placer, los señores de Sony pusieron a disposición del público un nuevo firmware para el 505. La mayor novedad es que ahora el lector puede reformatear los textos en pdf, ampliarlos y lograr que se puedan leer en un tamaño cómodo, sin necesidad de cambios de formato ni engorrosas operaciones. ¡Genial!

Ahora sí que la experiencia se aproxima a la perfección. La gozada de leer sin límite, una biblioteca de muchísimos ejemplares en menos de un kilo de peso, con una gran autonomía.

A estas alturas se imponen un par de reflexiones. La primera tiene que ver con el futuro. El libro electrónico está llegando, lento pero seguro. Las ventajas son tantas y los inconvenientes se van reduciendo de tal modo que el cambio llegará en un plazo que no será muy largo. Quizá, con todo, tarde un poco más en extenderse y popularizarse que lo que han tardado otros cambios de formato tecnológico (música mp3, películas, periodismo). El papel está mucho más en el sustrato de la civilización que esos otros medios; es, o ha sido, el principal soporte de información de nuestra civilización. Sustituirlo no será fácil.

La otra reflexión está relacionado con la primera. Cuando llegue el libro electrónico ¿qué va a pasar con la industria editorial? Me gustaría responder que se adaptará, que eliminando los costes de distribución e imprenta los lectores podremos seguir comprando libros de Planeta o Mondadori en versión electrónica y a un precio de un cuarto del actual, pero no, me temo que la cosa no será así. En vez de empezar a poner a disposición de la gente los libros en esta forma, a buen precio, bien editados, legales, sin DRMs pesadísimos y abusivos, tendremos que pasar un sarampión de descargas, de SGAES literarias, de torpes intentos de manipular el mercado antes de adaptarse a él, toda la larga parafernalia de despropósitos que hemos vivido con la industria de la música primero, y luego con las películas.

Con lo bonito que sería, ahora que llegan las vacaciones de verano, conectarse a las webs de editoriales o distribuidoras electrónicas, pagar y descargarse los libros que te apetece leer, novedades o no, y disponer de ellos en un formato perfecto, bien editados y corregidos y encima sabiendo que el escritor cobrará por ellos. Gastarse, digamos, diez, quince euros, por diez títulos, los necesarios para pasar un verano de lectura pausada y agradable al lado del agua, en la montaña o en el propio domicilio.

Da rabia que no se aprenda de anteriores errores, pero el ser humano es así, y no se le puede cambiar con facilidad. Mientras, habrá que comprar palomitas y sentarse en el borde del sistema a ver el espectáculo de las grandes editoriales naufragando, incapaces de dar un golpe de timón y evitar caer al abismo del futuro.