Saturday, May 03, 2008

Economía


La economía es como las avalanchas; puedes ignorarla pero eso no evitará que te atropelle. Digo esto al hilo de la que parece que se nos viene encima. Tras mucho pensar, parece que los economistas empiezan a verle las orejas al lobo, y el desastre de casi dos décadas de liberalismo desbocado está casi preparado para arrasar la faz de la tierra.

Si se escuchan las voces domesticadas de los economistas a sueldo de los gobiernos, esto no es una crisis, solo un reajuste, una coyuntura o una suave deceleración. Mucho habría que hablar de esa tendencia, también muy de estos últimos tiempos, de negar la realidad a base de cambiarle el nombre a las cosas. Una absurda y fraudulenta maniobra de marketing político-económico destinada a vestir la mona de seda. Pero, como decía Feynman, a la naturaleza no se la puede engañar. Me temo que esta vez la cosa pinta bastante mal y no toda una enciclopedia de eufemismos puede detener a la realidad que se avecina.

Sirva como ejemplo un botón: en la famosa y estudiada crisis de la bolsa de 1929 (uno diría ¿para qué tanto estudio si luego han ignorado concienzudamente todo lo aprendido?) el reajuste de la economía real respecto a la inflacionaria bursátil era de, aproximadamente, un 20 % de dinero no existente, puramente especulativo, sin una base económica real y que solo se sustentaba en la progresión geométrica de la avaricia ultracapitalista. Se estima que a día de hoy ese desajuste es del 80 %. Hay cuatro veces más dinero irreal que base económica que lo sustente. Si se produce una merma en la confianza que mantiene ese dinero irreal arriba en la espiral siemprealcista de la economía moderna, y se pretende convertir ese capital en dinero del de verdad... pues se puede producir un estallido de burbuja brutal. Dicen algunos que incluso podría arrastrar a la, hasta ahora, locomotora económica del mundo, Estados Unidos.

De cualquier modo, yo sé quién va a pagar el pato, quién siempre lo paga, el más débil, el engañado, el objetivo de tanta mente brillante ideando estrategias de marketing, el defectuoso en educación económica: el ciudadano más pobre y débil, la base oprimida de la sociedad opulenta en que vivimos. Seguro que el que se ha enriquecido estos años, tiene ya su dinero convertido en bienes no susceptibles de devaluación, ni bonos basura, ni capital riesgo, buenos bonos del tesoro, o inversiones en metales preciosos.

Otro botón de muestra que me ha indignado sobremanera: cuando una empresa quiebra y deja sin ahorros a miles de ciudadanos (vease afinsa, etc.) se declara un concurso de acreedores, se reparte lo que hay y si alguien pierde, no son los titulares de las empresas arruinadas, los estafadores, si no los inversores. Si una familia suda tinta para pagar su hipoteca, y resulta que el valor de su piso bajo por debajo del dinero prestado por el banco en forma de hipoteca, el estado autoriza al banco a que le exija al hipotecado un aumento de las garantías de la hipoteca. Siguiendo un ejemplo práctico: Si a una familia se le ha concedido una hipoteca por valor de 150.000 euros, y tienen la mala suerte de que el valor de mercado de su vivienda cae por debajo de los 150.000 euros, por ejemplo, 120.000, el banco puede exigirles que añadan como garantía hipotecaria algún bien de su propiedad (casas del pueblo, tierras, cualquier cosa con valor tangible, nada de coches y chucherías de esas) por valor de 30.000 euros. Eso quiere decir que si las cosas les van realmente mal y no pueden pagar la hipoteca, el banco se quedaría con la casa más los bienes añadidos como garantía suplementaria, hasta cubrir los 150.000 euros mencionados.

El banco nunca pierde, señores. Con esas reglas dan ganas de no entrar nunca más a jugar en esta puñetera economía de mercado, liarse la manta a la cabeza. guardar los ahorros en forma de oro debajo de un ladrillo, y tirarse al monte a desvalijar mercedes de banqueros.

Aquí el temor del gobierno ( de este y el de los otros estados) es el de que aumente la morosidad y los bancos quiebren. Ya no tienen confianza entre ellos mismos, se temen la epidemia de bancarrotas y ante ella prefieren no dar dinero prestado a otras entidades no vaya a ser que se queden con él. La consecuencia directa, el euribor sube a pesar de que el interés oficial del dinero en europa baja. El interés está a un 4% y el euribor a un 4,9, situación claramente inaudita si no es por esta explicación. Los bancos, viejos zorros, no se fian entre ellos, los estados no se fian de que los ciudadanos hagan frente a sus compromisos, solo falta que los ciudadanos, desinformados y encantados por las flautas siempre falaces de la publicidad, empecemos a ejercer de la misma perspicacia y no nos fiemos ni de gobiernos ni de bancos. Viva la economía de la desconfianza, del palo y tentetieso, de las mafias corporativas y oligopolistas, de las economías virtuales, corruptas y ladrillescas. Una nueva etapa parece que se abre paso en la historia.

1 comment:

Alejandro Caveda said...

Uno de mis profesores de la facultad decia que cuando la bolsa va bien se forran todos los que invierten dinero en ella; pero que cuando la bolsa va mal, nos j*****s todos. Jamás oí palabras tan sabias aplicadas a un tema tan árido. Un artículo genial, como siempre. Ánimo y un abrazo.