Friday, February 13, 2009

Darwinismo Social


Este año se cumple el 200 aniversario del nacimiento de Darwin, 150 desde la publicación del El Origen de las Especies, piedra angular de la biología moderna. Dejando aparte la polémica creacionista, me interesa comentar algo sobre lo que se ha venido a llamar darwinismo social. En un estupendo artículo del Investigación y Ciencia de Enero (Evolución por "el bien del grupo"), se comenta las diferentes escalas en que se puede estudiar la evolución y sus mecanismos. Se puede encontrar evolución en la competición por recursos entre moléculas. Es conocida la teoría del Gen Egoísta, de Richard Dawkins y otros, que considera que los genes son el motor de la evolución. Solo les interesa su perpetuación como moléculas egoístas y nos usan a los seres vivos tan solo como vectores. Tampoco voy a discutir ahora las pegas de dicha teoría, tan solo decir que no da cuenta de todos los fenómenos evolutivos. Me interesa más aumentar la escala, dejar el microscopio y empezar a usar las fotos aéreas, pasar los individuos y llegar al grupo.
En el artículo se describe un curioso aglomerado de bacterias, las pseudomonas fluorescens. En un medio acuoso dichas bacterias solo pueden sobrevivir flotando en contacto con el oxígeno. Algunas de esas bacterias segregan un polímero que proporciona flotabilidad al tapete bacteriano. De ese modo, el grupo de bacterias permanece en contacto con el aire y no se ahogan. El problema es que la producción del polímero tiene un coste metabólico. Las bacterias que lo producen pierden recursos que de otro modo podrían emplearse en la reproducción y, por tanto, se ven perjudicadas en la selección natural frente a las bacterias que no producen polímero y aprovechan el que hacen otras. Si se ven muy favorecidas frente a las otras bacterias, no habrá suficientes productoras de polímero y la consecuencia es fácil de predecir: el tapete se hundirá y morirán todas.
Y aquí aparece el otro nivel de aplicación de la selección natural, la selección de grupos. Se puede considerar la selección natural entre grupos de bacterias que evolucionan, se reproducen y mutan, de modo similar a como se podría hacer con individuos o con moléculas. Los grupos con una adecuada proporción de bacterias altruistas, sobreviven; los otros no y por tanto no pueden reproducirse.
Y vamos a la parte social. El antiguo Darwinismo Social decía que el individuo que sobrevive en sociedad y se reproduce es el depredador, el que solo produce para él mismo y no para el grupo. El lobo para el hombre era la única vía para la supervivencia. Pero no vivimos solos, como tigres en la selva, sino en grupo, en sociedad. Solos nos habríamos extinguido ya, comidos por depredadores más fuertes que nosotros o incapaces de responder a presiones ecológicas. No habría progreso como tal por qué ¿de quién íbamos a aprender estrategias y recursos?
Los grupos son más exitosos que los humanos solitarios, es algo evidente. También es evidente que los grupos más cohesionados, con más individuos altruistas sobreviven más y mejor. El coste de cohesionar un grupo puede ser muy alto, tanto que los individuos sufran una presión intolerable, pero el beneficio de no hundirse como las bacterias es lo que diferencia la supervivencia de la muerte. Existe una teoría que explica la necesidad de prácticas sociales individualmente costosas y racionalmente absurdas como la religión o los ritos del nacionalismo: sirven para seleccionar individuos con capacidad de sacrificio por el grupo. Así, esta estudiado que cuanto más radical y extremo es un kibuz en su ideario, más posibilidades de sobrevivir tiene.
Viendo como está la economía, la proliferación de un indiviualismo feroz, la rapacidad y poca vocación de servicio público de la clase política y muchos otros signos ¿no creen que estamos a punto de hundirnos como las sociedades de bacterias sin productoras de polímero?
Los norteamericanos, unos de los grandes culpables de la cultura de la depredación —el yo primero y luego los demás, el consumismo atroz, la economía siempre creciente— el otro día, tras el discurso de Obama, me confirmaron que su gran arma secreta es, como la de casi todos los imperios, ideológica. Obama vino a decir, con palabras épicas que suenan mucho más fuerte, que, o arrimamos el hombro todos (y ahí se refería a su grupo, a su país),  o el tapete de norteamericanos lastrado por las rémoras improductivas y depredadoras se hunde sin remedio. 
No solo les pasa a ellos. Tras el paso del fin de siglo, parece que se impone algo de reflexión tras la locura que ha sido el siglo XX. En Europa a la que estamos ya tan ligados, pero sobre todo en España, deberíamos tomar nota. Estamos lastrados por una administración que al margen de quién la dirija adolece de una ineficacia monstruosa; una justicia que a base de querer hacerlo bien y no dar pasos en falso, se ha vuelto obsoleta, farragosa e injusta; una clase empresarial que está acostumbrada a exprimir al cliente, no a venderle cosas. Nos falta ilusión, nos falta un sistema que permita a los jóvenes, que a pesar de lo que se dice no les faltan ganas,  ser emprendedores, investigar, crear, avanzar. Todo son lastres, defensas de privilegios obsoletos, mofa de los errores y desprecio de los aciertos. 
Sirva como prueba una reflexión: viendo la cantidad de millones que se gastan en fastidiar las siestas a los ciudadanos con marketing telefónico para que cambiemos de compañía ¿no sería mejor provocar una sana competencia y bajar los precios más allá de los retoques cosméticos para que sean los propios ciudadanos los que quieran cambiarse. Ni los monopolios ni los oligopolios han sido nunca buenos. 
Al final, uno se pregunta si hemos superado el desastroso siglo XVII; si hemos aprendido tras tantos años que el trabajo bien elegido y no impuesto no es un estigma social y que incluso puede ser divertido; que no es sano pretender vivir del oro de América, de las tierras, de los privilegios, de la ingeniera financiera o de los pelotazos politico-financieros,  o de cualquiera de las variantes que se pueden resumir en el vivir a costa de los demás. 
Nos hundimos señores, el agua nos llega ya al cuello. Es momento de ilusionarse, de volver a tener valores que promocionen el pacto social, de despreciar a los vividores, que hasta hace bien poco han sido modelo de éxito, y de perseguirlos social, legislativa y judicialmente. 
La opción si no lo hacemos es bien clara. 




Wednesday, December 31, 2008

Fin de año


Como contraste, para despedir un año que no ha sido para nada habitual, frenético a veces, sorprendente, traumático, terrible. En vez de fiesta, serpentinas y champán, un poco de recogimiento y música bellísima.



A mi me emociona especialmente la versión de Elly Ameling, pero no está en el youtube. Sirva esta interpretación, que tampoco está nada mal, para entrar el año despacio, con cierta capacidad para sentir las cosas bellas. Ni dinero, ni política, ni burbujas inmobiliarias, ni crisis globalizada, el arte siempre te será fiel.

Thursday, December 25, 2008

CSI La Vegas


Todo comenzó con CSI Las Vegas. Aunque se puede rastrear antes, el fenómeno de las series de televisión más grandes que la televisión y que, incluso, el cine, comenzó a tomar carta de presencia con esa primera temporada de CSI Las Vegas, ya tan remota. 

No quiero hablar ahora de los factores que condujeron a su éxito, aunque si puedo apuntar algunos: formatos de televisión mucho más cinematográficos y con una calidad de video y de audio mayor, público objetivo adulto, mucho tiempo para contar historias, unos guionistas a los que se les deja hacer su trabajo y se considera este el factor más importante de la producción. Seguramente habrá muchos más. Esta entrada, de todos modos, no pretender ser una análisis, ni siquiera una reflexión, tan solo un ¡¡¡UAOHH!!!.

Acabo de terminar de ver CSI Las Vegas, novena temporada, episodio 5. Después de tanto tiempo, siguen haciéndolo, siguen construyendo personajes, siguen dibujando tramas que te dejan con la boca abierta, que no son estúpidas y complacientes, sino que bucean en los trasfondos de la sociedad, de las psicologías, de un modo valiente y en la mejor tradición del género negro, todo ello trufado con una indudable valentía expositiva, con experimentos narrativos, con un color y una puesta en escena que te dejan anonadado. Y además, quizá como contrapunto perverso de otros CSIs -estos sí, televisivos, adocenados, moralmente pacatos y creativamente nulos- se permiten en lujo de terminar con un final abierto, anatema de la producción audiovisual; se cierra el capítulo con una escena dónde, por no haber, no hay ni final feliz, ni final infeliz, no hay final. 

Nueve años después, mantienen el pulso, no sé como lo hacen, pero lo hacen. 

¡¡¡UAOHHH!!!

Monday, November 10, 2008

Milagros de Vida


Es la autobiografía de James G. Ballard, terrible dinosaurio literarios del siglo XX y uno de mis escritores preferidos. No soy un devoto del género de las autobiografías, pero en este caso, y como casi todo lo que sale de la pluma de ese señor merece la pena. Escueta, asombrosa, sincera hasta dónde me ha sido dado conocer, autoanalítica, capaz y a ratos líricamente árida que no es lo mismo que árida líricamente sino todo lo contrario.

Para los lectores de sus libros, es un mosaico empedrado con sus inspiraciones y también una concesión a la claridad, al lado luminoso de la mente de un escritor que ha sido sincero al realizar la autopsia de las perversiones colectiva del siglo XX a través del hilvanado de sus propias obsesiones. Como el humorista que en privado es un cenizo, Ballard, profeta de la autolisis mental, de la surrealización de la realidad, se autodescribe como un optimista y amoroso padre-madre de familia apegado a sus mujeres y sus hijos. 

Y para el lector de Ciencia Ficción, perlas como su relación con Moorcock y las consideraciones acerca de la Ciencia Ficción vista como herramienta de disección del futuro o como protectora del Status Quo. 

Imprescindible. 

Sunday, November 02, 2008

Gatopardismo


Decía Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su única obra El gatopardo y en boca de su protagonista, "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". ¿Cuantas repeticiones de la misma estrategia hemos vivido ya? Muchas, tantas que hasta tiene nombre, se llama gatopardismo

No me estoy refiriendo a la tan cacareada refundación del capitalismo, aunque tiene mucho de eso. 
 
Algunos antropólogos sostienen que la forma de la sociedad humana cristalizó y se nos quedó grabada en la estructura mental y genética (aunque hay mucho que discutir ahí) durante el largo periodo en que nos convertimos en homo sapiens, un millón de años atrás, y el día en que se acabo el paleolítico y surgieron las sociedades neolíticas. Vivíamos entonces, en sociedades pequeñas, aldeas de, como mucho, de un centenar de habitantes y habitualmente en grupos de una veintena a cincuenta individuos ligados por una estrecha red de parentescos y relaciones sociales. En esas comunidades pequeñas existía un curioso fenómeno, la meritocracia. El jefe de algo es el que más trabajaba, el más listo, el más dispuesto a ir el primero al entrar en una cueva tenebrosa, o el que más corría detrás de las gacelas. No se podía concebir de otro modo. En el otro extremo, el descarado, el que pretende vivir a costa de los demás, el que no salía de caza, o se quedaba siempre fuera de la cueva del oso pero luego pretendía comer como el que más, se le castigaba con lo opuesto; perdía crédito y se le miraba mal. En casos extremos podía ser expulsado de la comunidad, era un vago, un aprovechado, un jeta, conceptos con muy mala prensa hasta hoy en día.
 
Una prueba de que aquella vieja forma de obligar a trabajar y contribuir a todo el mundo, aún la llevamos en el equipamiento genético/social/cultural (elíjase lo que más guste). A todos nos indigna el que se cuela en la cola del pescado, el que pretende engañarnos con el cambio, el que quiere vender por encima del precio de las cosas. En experimentos psicológicos de teoría de juegos, se ha visto que raramente se escoge la estrategia más eficaz, que más beneficios reporta. Muy a menudo, preferimos perder un pequeño beneficio (que siempre será mejor que nada) antes que el oponente se lleve un beneficio mayor. Estamos castigando inconscientemente un comportamiento socialmente negativo. 

Y funcionaba, se le avergonzaba, se le echaba de la aldea, se le podía dejar sin comer. Cuando el paleolítico se terminó y la agricultura necesito de una organización y de estructuras sociales de mayor calado, comenzaron los problemas. Muchos sostienen que al contrario de la visión tradicional de que el neolítico supuso un avance, el descubrimiento de la prosperidad agrícola y ganadera, en realidad tan solo fue una huida hacia adelante. Había mucha más gente a la que alimentar y la caza y la recolección no daban para más. Y sí, la agricultura y la ganadería alimentaban a más gente, crecieron los grupos humanos, pero necesitaron de estructuras de poder abstracto para dirigirlo todo con eficacia y comenzó a hacerse más y más difícil detectar al vago, al jeta, al aprovechado. No dudo que hubo muchos dirigentes, muchos capataces eficaces, responsables, que contribuyeron a que la gente no se muriese de hambre, pero también aparecieron los jefes abusones, las élites que viven a costa del trabajo de otros sin hacer nada positivo, la injusticia social, en suma. 

Como era mejor aguantar un jefe malo de vez en cuando, y mientras no fuera demasiado malo, que morirse de hambre, pues vale, a trabajar y a callarse. 

De vez en cuando, tambien, las cosas se ponían feas de verdad, el jefe se volvía loco, intoxicado de poder. La gente se amotinaba, cambiaban a un jefe por otro, y todo seguía igual. Más tarde o más temprano reaparecían los abusos, por que dónde estaba el error era en la incapacidad de un sistema de autocorregirse sin un juicio externo. El que era jefe o élite raramente veía sus propios errores. O si los veía era convenientemente "silenciado" por sus compañeros de casta. 
Valiente intento el de los griegos en corregir no la situación, sino el propio sistema. La democracia no es otra cosas sino una puesta al día de la vieja meritocracia, convertida en un sistema para limpiar a los abusones y aprovechados y dejar operar a los jefes realmente eficaces y desinteresados. 

Pero ni siquiera la democracia, al menos su edición moderna, nos ha librado de esa vieja plaga. Hoy en día la casta social feudal, sacerdotal, guerrera, brahmánica, como se la quiera llamar, ya no son señores, sacerdotes, guerreros o brahmanes, son banqueros, directivos de empresas, consejeros delegados, ejecutivos que comparten muchas de sus características distintivas y maneras. Como sucedía antes, no es que no haya directivos eficaces, banqueros comprometidos, ejecutivos responsables, los hay, pero ellos no son el problema, el problema es el sistema que carece de filtro para limpiarlo de los abusones. Bueno, sí hay uno, la quiebra, el problema es que es el equivalente moderno a tomar el tesoro, quemar el templo/castillo y salir corriendo a ver si no me pillan. 

Las complejidad e inteligencia de los abusones modernos nos ha hecho desviar la vista del simple hecho de que solo estan distrayendo con una mano de lo que roban con la otra. Pero ha llegado la crisis, se les han caídos los velos, se ha descubierto el truco de una economía especulativa, vacía, improductiva. Se empieza a ver que eso de poner a trabajar el dinero es un absurdo. El único trabajo válido es el del esfuerzo por producir cosas o ideas, la industria, la agricultura, la ciencia, el arte. La usura, la ingeniería financiera, la bolsa, solo funcionan en la confianza de que siempre hay alguien que produce los bienes sobre los que luego se especula. No es justo que 10 euros ganados, pongamos por caso, barriendo la calle, sean los mismos 10 euros que se ganen o pierdan, por poner un ejemplo, por un diferencial de compra venta de minutos en un valor bursátil.

Esa igualdad solo puede tener sentido desde el punto de vista del que no se mete en la cueva del oso, por si lo mata, del que se hace el remolón en la construcción del puente que permita salvar el río con comodidad, pero que luego le quita la ración de comida a un despistado, acude al que más hambre tiene de la tribu y le dice que le da una ración pero que a cambio, le tendrá que devolver dos raciones la semana que viene. La semana siguiente dispone de dos raciones para prestar. Si sigue habiendo escasez de raciones seguirá aumentando su riqueza... ¡sin necesidad de arriesgarse o de mover un dedo!  

A nuestros especuladores globales de billones de raciones de comidas prestadas de hoy en día, no solo no les estamos echando de la aldea, sino que, descubierto su vil truco, cuando resulta que tienen raciones rancias y que no se pueden comer, les damos palmaditas en el hombro y les damos de la nuestra para que no se mueran de hambre, y ni siquiera tienen que amenazarnos con ejércitos o apocalipsis religiosos para convencernos.

Todo ha cambiado, pero nada ha cambiado, en todo caso hemos hecho un arte del gatopardismo.

Wednesday, July 30, 2008

WANTED


Reseña breve: Wanted, película de fantasía-acción-tiros más que satisfactoria. Producto del director ruso Timur Bekmambetov, responsable de las fascinantes Nochnoy dozor, (2004) y Dnevnoy dozor, traducidas como Guardianes de la noche uno y dos, que pasaron sin pena ni gloria por las pantallas de España cuando fueron las propuestas de cine fantástico más fascinantes e innovadoras en años de monotonía creativa.

La película, que incluye superestrellas en la pantalla (Angelina Jolie y Morgan Freeman. Nota curiosa: aunque la película ha sido rodada en USA la productora sigue siendo rusa, Bazelevs Production.), podría haber sido la típica película que apisonase en los engranajes de la producción hollywoodiense la creatividad y originalidad de un extranjero con talento. Hollywood lleva importando figuras de la dirección desde casi sus inicios, Hitchock, Otto Preminger, Fritz Lang y un largo etcétera. En algunos casos la adaptación fue buena, en otros, una desgracia, como la del taiwanés John Woo, que perdió toda la frescura y el interés en el cambio.

Bueno, dejando a un lado las complejidas de la globalización, la película en sí misma es un acierto en un género de tiros y asesinos profesionales, un tanto aburrido estos últimos años, por decirlo suavemente.

La película tiene una trama sólida, no una excusa. El guión es una criatura sana, bien nacida, coherente y sólida. Genial la construcción del submundo que late bajo el mundo real.

Angelina está correcta, no brilla pero no defrauda, Freeman bien, tampoco defrauda, el protagonista James McAvoy, muy bien, quizá por qué tiene un mejor papel.

Los efectos especiales sorprenden sobre todo por que se aplican a innovaciones de ambientación y trama, se usan como auténticos recursos narrativos que suman y no solo complementan.

La dirección muy por encima de la media en producciones fantásticas; valiente, innovadora, con ideas, ágil, visualmente impactante.

El resultado es el de una película que no defrauda, entretiene y divierte. Merece la pena verla, más en pantalla grande. Un soplo de frescura en un género un tanto asfixiado.

Monday, July 28, 2008

Libros electrónicos


Hace escasamente una semana me han regalado, por mi cumpleaños, un lector de libros electrónicos Sony PRS-505. Elegir ese regalo ha sido un acto con mucho de experimento. Había visto el lector antes, lo había manejado pero de un modo poco exhaustivo. Leí un par de artículos sobre él en internet dónde lo elogiaban bastante, sobre todo en comparación con la versión anterior, el modelo 500. Al final decidí tirarme a la piscina, comprarlo y ver si de verdad era un lector de libros cómodo y útil, la avanzadilla del fin de los libros tal y como los conocemos.
Primer problema: los señores de Sony, incompresiblemente, no venden el Sony eReader en el viejo continente. Bueno, no pasa nada, encontré una buena oferta en eBay y lo encargué. Me llegó en muy poco plazo. Sorprendentes las ventas electrónicas, ya casi aventajan en comodidad a la compra tradicional.
Bueno, a partir de ahí ha sido un amor a primera vista. El cacharro tiene un aspecto cuidado, sólido (carcasa metálica con una contratapa en imitación cuero que lo protege cuando está guardado en la bolsa).

Tras el correspondiente y frustante periodo de carga, al encenderlo suceden cosas raras, las diminutas bolitas bicolores que giran electrostáticamente y componen la imágen tardan en reaccionar y el refresco es lento, del orden de un par de segundos. Da igual, una vez generada la imagen no se consume energía, así se queda.

Procedo a acceder a los menús de la máquina. Las letras de los archivos de prueba que trae el equipo se leen sorprendentemete bien. Lo más curioso es que a más luz, mejor se lee, justo al contrario que las pantallas LCD que son retroiluimidas. La resolución de la tinta electrónica ha subido. Sin ser ninguna maravilla, 170 puntos por pulgada, es bastante buena. Las pantalla de los portátiles más pequeños, de 1024x768 puntos y 12 pugadas, tiene una resolución de 100 dpi. Queda aún lejos las resolucinoes offset y de impresora láser, de 600 dpi o incluso 1200 en algunos casos.

Junto con el lector se incluía un CD con software. Al intentar instalarlos encuentro otro problema: solo hay versión para Windows, nada para OSX. Como soy un switcher (un desertor de windows) reciente aún conservo mi viejo PC con el sistema operativo de Bill Puertas, pero ni siquiera hace falta, conectado el dispositivo funciona como una memoria usb cualquiera y se pueden meter y sacar los libros electrónicos como se quiera. Leo en el manual que acepta ficheros rtf, txt, pdf y lrf, a parte de BBbook que es un formato con derechos DRM. Por si fuera poco, también acepta tarjetas SD y Memory Sticks.

Y ahora comienza lo bueno. Me voy a internet a buscar algun ficherillo para alimentar la máquina y, zas, tras dos o tres opciones de google, tengo en el disco duro cosa así como 40 libros en formato pdf, html y algunos en lrf de Sony. Vaya, me digo, parece que esto de los libros electrónicos está empezando a pegar. No me quiero dejar llevar por el entusiasmo, que haya foros, descargas organizadas y demás no quiere decir mucho respecto a lo extendido del fenómeno de los libros digitales y sus lectores. Internet es así.

Bueno, a probar el lector. Problema: lee mal los pdf, o demasiado bien, depende de como se mire. Produce una imagen de la página perfecta en su formato pero con la letra demasiado pequeña. Para poder leerlos en condiciones hay que someter los ficheros a un proceso de conversión a lrf. Las guías, foros y demás información que encuentro en google me guían perfectamente, hay programas desarrollados para la conversión, trucos, experiencias de todo tipo; en fin, que el camino parece que esta trillado, o por lo menos algo aplanado.

Es entonces cuando se produce la primera experiencia de lectura electrónica: mientras escribo, de Stephen King, un libro no muy largo, sobre sus vivencias con la escritura, consejos y anecdotas, perfecto para probar el eReader.

Veredicto: se leen igual o mejor que en papel, nada de ojos cansados, dificultad en seguir las líneas, etc. La única pega, debido a que el contraste es menos que perfecto, necesitan algo más de luz que un libro normal. Es un poco como leer un libro impreso en papel reciclado, de fondo algo grisáceo pero perfectamente legible.

A partir de ese primer libro, he seguido buscando en internet, he descubierto un par de foros y blogs muy interesantes Vagos.es, Todoebooks y prs505castellano. Allí hay otros usuarios relantado sus experiencia con el eReader y otros lectores electrónicos y poniéndo a la disposición de los visitantes muchos libros electrónicos en una labor altruista digna de encomio.
Dándole a la descarga de forma compulsiva, he llenado unos cuantos dvd's con libros electrónicos, entre los que abundan los muy antiguos, inencontrables, clásicos y de vez en cuando novedades apetecibles. Algunos de ellos se encuentran en el formato del eReader; otros muchos en pdf, lo cual los convierte en dificiles de leer, necesitados de un proceso de adaptación que complica un poco su lectura.

El día 24, para mi sorpresa y placer, los señores de Sony pusieron a disposición del público un nuevo firmware para el 505. La mayor novedad es que ahora el lector puede reformatear los textos en pdf, ampliarlos y lograr que se puedan leer en un tamaño cómodo, sin necesidad de cambios de formato ni engorrosas operaciones. ¡Genial!

Ahora sí que la experiencia se aproxima a la perfección. La gozada de leer sin límite, una biblioteca de muchísimos ejemplares en menos de un kilo de peso, con una gran autonomía.

A estas alturas se imponen un par de reflexiones. La primera tiene que ver con el futuro. El libro electrónico está llegando, lento pero seguro. Las ventajas son tantas y los inconvenientes se van reduciendo de tal modo que el cambio llegará en un plazo que no será muy largo. Quizá, con todo, tarde un poco más en extenderse y popularizarse que lo que han tardado otros cambios de formato tecnológico (música mp3, películas, periodismo). El papel está mucho más en el sustrato de la civilización que esos otros medios; es, o ha sido, el principal soporte de información de nuestra civilización. Sustituirlo no será fácil.

La otra reflexión está relacionado con la primera. Cuando llegue el libro electrónico ¿qué va a pasar con la industria editorial? Me gustaría responder que se adaptará, que eliminando los costes de distribución e imprenta los lectores podremos seguir comprando libros de Planeta o Mondadori en versión electrónica y a un precio de un cuarto del actual, pero no, me temo que la cosa no será así. En vez de empezar a poner a disposición de la gente los libros en esta forma, a buen precio, bien editados, legales, sin DRMs pesadísimos y abusivos, tendremos que pasar un sarampión de descargas, de SGAES literarias, de torpes intentos de manipular el mercado antes de adaptarse a él, toda la larga parafernalia de despropósitos que hemos vivido con la industria de la música primero, y luego con las películas.

Con lo bonito que sería, ahora que llegan las vacaciones de verano, conectarse a las webs de editoriales o distribuidoras electrónicas, pagar y descargarse los libros que te apetece leer, novedades o no, y disponer de ellos en un formato perfecto, bien editados y corregidos y encima sabiendo que el escritor cobrará por ellos. Gastarse, digamos, diez, quince euros, por diez títulos, los necesarios para pasar un verano de lectura pausada y agradable al lado del agua, en la montaña o en el propio domicilio.

Da rabia que no se aprenda de anteriores errores, pero el ser humano es así, y no se le puede cambiar con facilidad. Mientras, habrá que comprar palomitas y sentarse en el borde del sistema a ver el espectáculo de las grandes editoriales naufragando, incapaces de dar un golpe de timón y evitar caer al abismo del futuro.