Es el fin, se acaba nuestro tiempo, ¿o no? ¿es el tiempo línea, como creemos aquí en occidente, o da vueltas sobre si mismo?, ¿cada muerte es el fin de un ciclo y el inicio de otro?
Preguntas sin respuesta.
Guarida personal de Eduardo Vaquerizo. Lo escrito aquí, si se lo lleva el viento cibernético, mejor.
La luz no parece la única respuesta, la luz de la razón, de la ciencia, calienta pero también abrasa, nos desampara sin desvelar jamás las impenetrables oscuridades del subconsciente. No solo es que la ciencia de la sociología tenga que tener en cuenta la avaricia, la estupidez, la depredación, para explicar la necesidad de la cultura, la evolución de los modos de convivencia que constituyen el soporte de colaboración inteligente que nos hace únicos como animales sobre la faz de la tierra.
Y es que cuesta trabajo creer que tanta gente, tan poco interesada en el bienestar de los demás, tan estúpida que prefieren verse perjudicados (junto a todos los demás) aun antes de ceder una parte de sus costumbres y sus preciados juguetes por un bien común social. Veáse lo del protocolo de Kyoto, para mejor ejemplo.
Tenemos cerebros grandes y muy costosos energéticamente no por que sean necesarios para manipular el mundo a nuestro alrededor. No somos ingenieros natos, animales que desarrollan su inteligencia con el único objetivo de manipular el medio. Esa es solo una consecuencia, terrible o no, de otra cosa: tenemos cerebros enormes para poder entendernos sin matarnos con otros seres humanos. No es sorprendente, sucede igual con otros grandes primates. O sea que somos artistas, médicos, ingenieros asombrosos, como consecuencia de tener manos liberadas de la locomoción y... de tener que vivir todos juntos y enfrentarse culturalmente con las dificultades.
Y el otro coste, el de
Repasemos: Los grupos de prehumanos que colaboraban sobrevivían mucho más que los que no, por tanto se promocionó el uso de las herramientas de colaboración, el lenguaje entre ellas. Como todo va unido, el lenguaje, el cerebro grande, la mano prensil, todo se aunó y venimos a fundar la humanidad, el pensamiento abstracto, las ideas contrastadas experimentalmente, y llegó la decepción, nos dimos cuenta de que mucho más allá de cualquier horizonte que cualquier animal antes se había encontrado estaba... la muerte, la enfermedad, el dolor.
Solo perdiendo la memoria, dejando de ser lúcido, aunque solo sea por cortos periodos de tiempo, y si puede ser ayudado por sustancias psicotrópicas de suave sabor a cebada tostada, pues mejor.
Reivindico el derecho a la ceguera, al absurdo, a la torpeza, a la felicidad, sin recurrir a la gran mentira que surgió y surge naturalmente al contemplar ese abismo que viene, no, que no te mueres del todo, que luego vas a otro sitio dónde la cerveza está siempre fresca y te ponen tapas abundantes ad infinitum.
En una entrada anterior comencé a hablar de HÉROES, la serie del ScfiChannel, cuando tan solo había visto un par de episodios. Acabo de terminar de ver el que hace el número 18, y solo puedo decir que las espectativas se han cumplido y ampliado en casi todos los sentidos, con tan solo alguna pequeña decepción en lontananza. Puede que HÉROES sea una de las mejores series fantásticas ( o de Sci fi, o de SF, o de CF, da igual...) de las que estamos disfrutando en esta edad dorada de producciones de calidad que invade nuestros televisores (otro día hablamos del modo de invasión, por Satélite, cable o via p2p, que tambien tiene su miga).
Abundando en lo que citaba ya en la primera entrada, HÉROES es un serial, una larga historia con arco argumental siempre por resolver y aderezado de subtramas, el modelo del folletín clásico actualizado a una versión audiovisual telivisiva llena de recursos. Como el mismo nombre anticipa, en HÉROES los protagonistas son seres humanos excepcionales. Esta vez la excusa para el regreso a los atormentados hijos de dioses y húmanos, es una evolución, un cambio cromosómico y los poderes que este cambio trae para los seres humanos que lo padece.
La excusa es lo de menos, estamos hablando de superhéroes, los de toda la vida, pero, y esto es lo importante, lo bueno, tratados como si de verdad fueran seres humanos como usted y como yo.
No es el primer enfoque de ese tipo, de hecho la fórmula en comic se esta quedando algo vieja. Vease la producción de Gaiman, de Alan Moore, de Grant Morrison para darse cuenta de qué bien funciona aplicar el detallismo naturalista a una producción fantástica.
En cine la cosa es más reciente, no se puede dejar de mencionar a "El Protegido" una película que si el espectador ha tenido suerte y nadie le ha avisado, se sumerge virgen de prejuicios para contemplar el desarrollo de una historia con tintes y estética feista, de cine negro, de cinema verité casi, que desarrolla la idea de un hombre mediocre, con problemas de relación y de trabajo, que descubre que es excepcional, que su destino no es el de la mediocridad que a todos nos acosa. Quiera o no, ha sido revistido de poderes divinos y enfrentado a enemigos igual de poderosos.
Esta claro que con estos antecedentes, no cabía ya una serie de superhérores televisiva "blandita", "para todos los públicos", con héroes muy buenos y muy tontos, graciosillos a lo sumo. Había sitio para intentar desarrollar una historia dramática que diese rienda suelta a todo el potencial que el tema tiene. Y eso es lo curioso, si se olvidan los prejuicios, los dictámenes tontos de hacer cosas moralmente "blandas", "masticables", con que la producción para la televisión nos ha venido castigando durante muchas decadas, el potencial es tremendo. El mismo, de hecho, que tienen las sagas nórdicas, las historias de la mitología griega, la odisea, un despegue de la imaginación que ninguna historia realista, a mi modo de ver, puede lograr.
HÉROES coge el testigo, retoma la temática y le aplica la simple táctica de la credibilidad psicológica: no importa que lo que cuentes sea claramente imposible, eso incluso será un reclamo. Lo que jamás será perdonado es un personaje inconsecuente. Hecho el milagro: los viejos hombres en pijama que, abandonada a regañadientes la adolescencia ya no nos tragabamos, vuelven reforzados. De nuevo creíbles, aquellos atormentados héroes (maldecidos con poderes divinos contenidos en armazones humanos) son otra vez como nosotros (en sus problemas y su psicología. La parte de los superpoderes, por desgracia, no).
Ahora mismo, la serie está aumentando la apuesta, manteniendo la intriga del arco argumental principal y jugando con los personajes y sus arcos y subtramas. Es un juego peligroso, las apuestas no se pueden aumentar indefinidamente, en algun punto hay que dar un desahogo, información para que el espectador vaya construyendo el transfondo. Ha habido ya episodios así, falta ver si el final de la temporada (que suelen tener 22 episodios, faltan tan solo 4) logra rizar el rizo y no cerrrarlo todo (para que haya sitio para la próxima temporada) y lograr el adecuado clímax a tanto aumento de la intriga.