Siguiendo con la serie informal sobre la venganza creada por el coreano Park Chan-wook. Cronológicamente, esta es la primera de la serie. Estrenada en 2002, la siguieron Oldboy, y Sympathy for Ms Vengeance, pero la comento ahora por que este es el orden en el que las estoy viendo ya que en el fondo da un poco igual, cada película es independiente de las otras y el nexo de unión es únicamente el tema de fondo, la venganza.
Y de eso trata la película, de la venganza, pero no solo de eso, no hay un Charles Bronson de ojos rasgados haciendo de justiciero implacable, no, nada es tan sencillo, Es esta una película tan compleja como quizá lo es el propio mundo; tan despiadada, cruel e implacable como un destino adverso, como la sociedad neocapitalista que sufren los protagonistas. En eso comparte interés con las mejores obras de serie negra, negra, negrísima. Nihilista, pesimista, desesperanzada.
El protagonista es un sordomudo con el pelo tintado en verde, un poco corto de entendederas, nada parecido a esos disminuidos sobresalientes en otras virtudes tal y como nos los suele ofrecer Hollywood, como si una minusvalía hubiera de compensarse de algún modo para crear un ser humano válido. Lo acompañan en la historia su novia y su hermana, enferma del riñón y necesitada de un transplante. Tiene ahorrado el dinero para el transplante, pero no disponen del donante, por lo que decide acudir al mercado negro de órganos.
Y ahí comienza una cadena de errores, despropósitos, de cosas que podrían haber salido bien, si ésta fuera otra película. Pero no, los protagonistas están marcados, condenados por una sociedad brutal que solo los usa como máquinas productivas. Este es el otro gran tema de la película, quizá el principal, la despiadada economía de mercado que destruye a los individuos, aún a los que tienen éxito en ella.
La historia esta construida con pausa, con una mesura atenta a los detalles, preciosista, con una fotografía inferior a la de Oldboy, pero aún así notable, y con unos personajes que se desenvuelven por la pantalla desnudos de artificio.
El sonido, sentido del que carece el protagonista, sirve para articular muchas de las escenas. No hay casi música incidental, el patetismo y horror de muchas de las escenas se nutren exclusivamente de lo visual, de unos encuadres magníficos y una cámara que, por fin, carece de inestabilidad y de nerviosismo de videoclip y muestra la maestría en la composición de las escenas con una calma y serenidad que ayuda al impacto de la historia, que podríamos decir "clásica", pero prefiero calificar como "eficaz".
Y qué historia, señores. No se la voy a reventar, pero como en Oldboy, ninguna de las tres patas de esta magnífica película cojea, guión, dirección y actores todos magníficos.
En fin, que estoy encantado y me acabo de reencontrar con un cine que creía ya no existía, aquel que cuenta cosas, incluyo crítica social, de un modo atrayente, hipnótico, con un pulso narrativo colosal.
Vamos, que me declaro fan de Park Chan-wook, aunque no sepa ni pronunciar su nombre.