Cloverfield es una película de Godzilla destruyendo Nueva York. Esta es una afirmación exacta, como también lo es que Godzilla es una reedición de una historia clásica, el hombre enfrentado a la destrucción azarosa de una naturaleza catastrófica, un universo hostil lleno de dioses caprichosos, pasada por el trauma de un bombardeo nuclear. En Cloverfield tambien hay un monstruo enorme, descomensurado, ilógico que destruye la ciudad y en último termino, la psique de los ciudadanos y frente al cuál no hay más defensa que el suicidio de dejar que los militares se empleen a fondo en destruirnos para destruir al enemigo.
Curiosamente, de una historia fantástica se puede excavar mucho, y hay mucha profundidad por debajo, mucha más que en algunas de esas películas "realistas" (entiéndanse las comillas por irónicas, cualquier obra de arte es, en último término, un reflejo de una realidad), de sentimientos, de burgueses enfrentados a sus propias contradicciones -entre los que se incluyen, a su pesar, guionista y director-, o de marginales terminales apaleados por el sistema con los que nos machaca la "intelligentsia" cultural.
Hoy no quiero hablar del mensaje, que creo que muchas veces es universal, sino del medio, de la forma de narrar que muta culturalmente cada segundo. Cloverfield está narrado tomando prestada la técnica de otras obras contemporáneas. La referencia más cercana: El proyecto de la Bruja de Blair. El origen: la técnica literaria del recorte, periodismo inventado como truco para integrar al lector en una realidad inventada. Ha tardado en llegar a lo audiovisual.
Cloverfield es quizá, la madurez de esta técnica. Una historia que en una narración tradicional podría haber carecido de interés, haber degenerado en una historia vacía sin incidir en las potencialidades del mito antes citado, por incapacidad de traspasar el filtro emocional de los espectadores (o por propia voluntariedad de vacuidad del director, guionista, productor, que también se da). Lo que vemos en la película es lo que una víctima de la catástrofe ha grabado en una cámara de video mientras sucede todo. Entre lo que había grabado en la cinta antes de que sucediese todo, y lo que se graba encima en varios cortes, entendemos la historia de catástrofe y la de sus protagonistas.
No hay aquí voluntad de heroísmo final que en último término arregle un bonito final feliz, no hay tampoco pseudo explicaciones estúpidas, ni compasión con los protagonistas, que son víctimas y los acerca a los espectadores. Eso unido al tono realista que le da la realización cámara en mano, con cortes, caídas, operador inexperto y a unos efectos especiales que quedan realzados en ese uso de la imagen, consigue lo que busca toda obra de arte: dinamitar los prejuicios, comunicar a varios niveles, contar una historia ya contada muchas veces, pero para los oídos contemporáneos del artista, sin guiños estúpidos, dejando que la dimensión potencial que tienen estas historias clásicas revisitadas, calen hondo y lleguen al espectador.
2 comments:
No se que decirte... No es que la película me disgustase, pero salí del cine mareado; mi mujer, con dolor de cabeza, y un amigo directamente vomitó las palomitas. Creo que la misma idea se podía haber narrado de otra manera menos confusa y agresiva para el espectador medio, aunque también es cierto que este lenguaje "realista" cada vez tiene más admiradores, entre los que por lo visto se incluye el maestro Romero que va a hacer algo aprecido en su próxima "Diario de los muertos vivientes". Habrá que irse acostumbrando...
Bueno, he de decir que no vi la película en el cine. Lo que dices me reafirma en mi idea de que mucho del cine que se hace hoy en día no está pensado para cine, sino para pantallas más pequeñas. El realismo y la sensación de cotidianidad no es compatible con un pantallón y la inmersión que produce el cine. A mi me ha pasado con otras películas, la confusión y el mareo de las escenas de lucha de Gladiator, adquieren otra dimensión (no es que arreglen la película, claro) y otra explicación si las ves en una pantalla más pequeña.
No sé si es un síntoma más de que la gente está dejando de usar las salas de cine para ver películas, pero lo mismo sí.
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